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En el mundo de las películas de comics siempre se esperan situaciones inesperadas y hasta  inverosímiles. Dealpool, dirigida por “algún patán”, como la misma lo describe, agrega sarcasmo y el estar consiente de ella misma a la formula. Sin embargo, aunque el anti-héroe lleve el nombre de la película y sea su motor principal interpretando a un personaje sarcástico y astuto, el film no es tan atrevido como pretende serlo.

                El film inicia con una secuencia de pelea en cámara lenta que va mostrando diferentes clichés de las películas de comics/acción con una pizca de sarcasmo en remplazo a los créditos iniciales comunes: protagonizada por “un idiota”, un personaje “por computadora”, una “adolecente malhumorada”, un villano “británico”, entre otros. Esto nos introduce al estado de ánimo que la película nos depara.

Este tono de humor charlatán un poco negro, se ve desde que conocemos a Deadpool, personaje central del film: sarcástico, que hace mofa de si mismo para entretención deliberada de la audiencia. Protagonizado por Ryan Renolds, primeramente se le ve en un taxi mostrando sus partes a la cámara y hablándole a la audiencia haciéndoles saber a quién tuvo que acariciar para obtener su propia película.
A pesar de su tono atrevido, el súper antihéroe no es tan diferente de algún otro personaje(s) que su nombre sea el de la película. Sin sus bromas tan particulares no sería menos ordinario que muchos, ya que es tan egocéntrico como Iron Man o humano como el Capitán América. Al verse también afectado por la muerte de su amor en la película, se le ve quebrantarse como muchos.
                
 Su humor se nota en todo momento. Al inicio del film, Deadpool anda en busca de quien lo hizo convertirse en “el cara de pizza”. Como se le olvidaron las municiones, solo cuenta con 12 balas para eliminar a una legión. Pone una bala en línea por entre las cabezas de 4, dispara contra otro por entre sus genitales mientras se hace el muerto y otros tiros para lucirse. ¿No hay balas? ¡Vamos con las espadas! Ajax, el villano británico que como Deadpool, tiene poderes de regeneración increíbles, aparece en escena. El poder de regeneración de ambos es tal que hace que ninguno de los dos realmente se hiera, lo que resulta en una pelea con una tensión que no aumenta.
                
 Después se nos lleva a un “flashback” donde vemos la vida del personaje antes de ser “Deadpool”: Wade Wilson, un agente retirado de las fuerzas especiales que ahora trabaja como matón por contrato. En esta etapa conoce a Vanessa Carlysle interpretada por Morena Baccarin, quien como él, es una oportunista con una vida menos privilegiada que Wade. Los dos se enamoran en un intercambio acelerado de líneas que se desemboca en sexo y en una vida “feliz” que dura una canción, como es típico. Esto sin embargo, es como un descanso antes de la tormenta: se nos devuelve a la realidad y vemos a Wade en un laboratorio atravesando cosas no muy placenteras que incluyen mucho fuego y explosiones. Finalmente vemos el resultado: Deadpool.
                
 El personaje más allá de sus bromas, no tiene mucho que ofrecer. El guion hace tanto énfasis en las bromas de Deadpool que no deja ver dentro del personaje algún sentimiento real de su pasado trágico. Hace mofa de todo: la muerte, ceguera, enfermedades terminales. El personaje es tan volátil que cualquier intento de darle oscuridad y hacer creer que tiene sed de venganza es fallido. Además, más allá de “su cara de pizza”, su aspecto no es tán malo como para darle tetricidad al antihéroe.
               
Las escenas sus cómplices Colossus y Negasonic Teenage Warhead,  que luchan para que Deadpool se una a los X-men, no aportan mucho. Estos dos tienen líneas simples y vacías que los hacen ver absurdos y de relleno a la par de Dealpool y sus comentarios sarcásticamente astutos.      


Como se dijo al principio: deadpool es una película astuta y graciosa que se cree más atrevida de lo que es.

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