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Es la carcel que siempre está ahí,
la redencíon... o talvez más la tranquilidad que se busca en el fuego.

Es la raya que tacha lo que quiere salir,
pero cautivo siempre está.

La lágrima que sobre ella la hierba crece, 
el maligno que atribula el deseo de palabras no libres.

Sonrisas se dan, aplacando el deseo ardiente del corazón de explotar en fluídos de amor supuesto.

El papel me deja no pensar en lo que me atribula:
Lo que no se debe hablar, decir, pensar, hacer.

La libertad se busca en melodías de elevación que hacen pensar en conectar con eso que es más alto que uno, para no caer en rutinas carcelarias. 
Esa sensación es solo un espejismo que dura poco.

Ya no busca en la doctrina.
Aunque esta atrae, es la trampa que hace quemar con acciones comunes de falsas pretenciones o escapes.  

Se tiene que confiar en uno mismo, sólo es eso.

Comments/disqusion
2 comments

  1. Unknown says:

    Me encanta lo de la tranquilidad que se busca en el fuego. Muy buenas imagines. Me recuerda los monjes tibetanos que se queman mientras que están en un trance.

    Sólo quisiera que le des un nombre a la cosa que descubriste. Diste imagines cautivadoras pero aún me pregunto exactamente lo que es la cosa de que escribes.

  2. ¡Que bien que te haya gustado! ¡Me alegra montones! Creo que si descubrí algo fue que lo único que se necesita para vivir es confíar en uno mismo. Y de lo que escribo es de la sensacíon de no ser libre.